27.11.06

Juan José Arreola (México)
Cuento de horror
La mujer que amé se ha convertido en un fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.

Jorge Luis Borges (Argentina)
Mala suerte
Chang Tzu habla de un hombre tenaz que, al cabo de tres ímprobos años, dominó el arte de matar dragones y que en el resto de sus días no dio con una sola oportunidad de ejercerlo.

El adivino
En Sumatra, alguien quiere doctorarse de adivino. El brujo examinador le pregunta si será reprobado o pasará. El candidato responde que será reprobado.

Julio Cortázar (Argentina):
Amor 77
Y después de hacer todo lo que hacen se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.

Rubén Darío (Nicaragua)
Naturaleza muerta
He visto ayer por una ventana un tiesto lleno de lilas y de rosas pálidas, sobre un trípode. Por fondo tenía uno de esos cortinajes amarillos y opulentos, que hacen pensar en los mantos de los príncipes orientales. Las lilas recién cortadas resaltaban con su lindo color apacible, junto a los pétalos esponjados de las rosas té.

Junto al tiesto, en una copa de laca ornada con ibis de oro incrustados, incitaban a la gula manzanas frescas, medio coloradas, con la pelusilla de la fruta nueva y la sabrosa carne hinchada que toca el deseo; peras doradas y apetitosas, que daban indicios de ser todas jugo y como esperando el cuchillo de plata que debía rebanar la pulpa almibarada; y un ramillete de uvas negras, hasta con el polvillo ceniciento de los racimos acabados de arrancar de la viña.

Acerquéme, vilo de cerca todo. Las lilas y las rosas eran de cera, las manzanas y las peras de mármol pintado y las uvas de cristal.
¡Naturaleza muerta!

Poli Délano (Chile):
A Primera vista
Verse y amarse locamente fue una sola cosa. Ella tenía los colmillos largos y afilados. Él tenía la piel blanda y suave: estaban hechos el uno para el otro.

Marco Denevi (Argentina):
Helena y Melenao
Helena jamás volverá junto a Melenao.
Un marido que para vengar su honor complica a tanta gente y a tantos dioses demuestra que tiene más amor propio que amor.

Juan Armando Epple (Chile):
Sobre sueños no hay nada escrito
Despertó sobresaltado por la pesadilla: el monstruo lo perseguía rojo de odio y estaba a punto de saltarle por la espalda. Se irguió un momento, miró a su alrededor y tornó a dormirse, tranquilizado por la familiaridad del entorno oscuro de su cuarto.

Era lo que esperaba el monstruo para avanzar, esta vez en forma definitiva. Siempre se había sentido orgulloso de su disfraz de sombra.

Guillermo Farber (México):
Would Be Genesis
...y al séptimo día descansó, ocasión que fue aprovechada por sus competidores para lanzar una serie de universos considerablemente más eficientes, económicos y empaquetados que generaron una demanda fulminante y que los sorprendieron, al despertar, con la novedad de que lo habían desplazado del mercado.

César Fernández Moreno (Argentina)
Buena costumbre
Al dormir, me doy vueltas en la cama para que el sueño me dore parejo.

Marosa di Giorgio (Uruguay)
Los leones rondaban la casaLos leones rondaban la casa.Los leones siempre rondaron.Siempre se dijo que los leones rondaron siempre.Parecían salir de los paraísos y el rosal.Los leones eran sucios y dorados.Ellos eran muy bellos.Los ojos como perlas. Y un broche brillante en el pechoentre aquel pelo áureo.Los leones entraron a la casa.Corrimos a esconder los floreros de sal, de azúcar, el cometa Halley, las queridísimas sábanas nevadas, la colecciónestampillas. Y a traer los sudarios.Los leones eran al mismo tiempo, presentes e invisibles, almismo tiempo, visibles e invisibles.Se oía el rumor de la leche que robaban, el clamor de la miely la carne que cortaban.Llevaron hacia afuera a la abuela oscura, la que tenía unaguía de rositas alrededor del corazón.Y la comieron fríamente. Como en un simulacro.Y -como si hubiese sido un simulacro!- ella tornó a lacasa y dijo: -Los leones rondaron siempre. Están delantede los paraísos y el rosal. Dijo: -Los leones están acá.Ramón Gómez de la Serna (España):
Greguerías

Daba besos de segunda boca.

Cuando se vierte un vaso de agua, se apaga la cólera de la conversación.

Por los ojos de los caballos de asoma la noche al día.

Al caer la estrella se le corre un punto a la media de la noche.

De la nieve caída en los lagos nacen los cisnes.

Sólo el poeta tiene reloj de luna.


Oliverio Girondo (Argentina):
Entregas
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallece, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden y se entregan.


Walter Garib (Chile):
La ejecución
El verdugo que tenía la cabeza cubierta con una capucha negra, descargó el hacha sobre el cuello del condenado a muerte. El golpe resultó fallido, pues el filo del hacha se melló, sin haber separado un milímetro la cabeza del tronco de quien iba a ser ajusticiado. Entonces, el verdugo cogió el hacha de reemplazo y volvió descargar un segundo golpe. También la nueva hacha resultó averiada. A partir de ese día, se suspendieron las ejecuciones de los robots.

Vicente Huidobro (Chile):
Cuentos diminutos
No escribas con sangre de tu corazón. ¡Qué nos importa tu corazón!

El trono de Dios tiene el respaldo lleno de suciedades de palomas.

Huid de mí. Yo maté a mi nodriza.

Era tan mal actor que lloraba de veras.

Los perros le ladraban porque iba vestido de Excepción.

Se llama hombrín el que ahoga su corazón, domina sus audacias y encauza los actos de su vida según el parecer de los demás.


Franz Kafka (Checoslovaquia)
Fabulilla
¡Ay! —decía el ratón—.El mundo se vuelve cada vez más pequeño. Primero era tan ancho que yo tenía miedo, seguía adelante y me sentía feliz al ver en la lejanía, a derecha e izquierda, algunos muros, pero esos muros se precipitan tan velozmente los unos contra los otros, que ya estoy en el último cuarto, y allí, en el rincón, está la trampa hacia la cual voy.
—Sólo tienes que cambiar la dirección de tu marcha —dijo el gato, y se lo comió.

Danilo Kis (Yugoslavia)

No pienses que los escritores son
la conciencia de la humanidad;
tú has visto demasiados crápulas.

Estate persuadido de que eres
más fuerte que los generales
pero no te midas con ellos.

Carlos Monsiváis (México)
Humor negro I
Y luego, había un niño de nueve años que mató a sus padres y le pidió al juez clemencia porque él era huérfano.

Augusto Monterroso (Guatemala)
El dinosaurio
Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí.


Diego Muñoz (Chile):
El ángel
Un ángel que realiza prácticas de vuelo ilegales en plena urbe, es detenido y juzgado por infringir las leyes de los caminos aéreos, provocar desorden público y no señalizar debidamente.
Ante tamaña acusación el ángel no puede defenderse. En la cárcel medita sobre el significado de la libertad y decide buscar una ocupación menos riesgosa.

Dámaso Ogaz (Chile):
El Amor: el vecino irrumpe en el piso alto con botines pesados y con un hacha en la mano. Un chirrido agudo... Después, silencio...
Una bruma gris pasó por delante de la casa.

La Inocencia: el privilegio de ser completamente analfabeto en medio de la sabiduría oficial.

La Muerte: es un plato de sopa con una gran superficie para el enfriamiento.

El Destino: un árbol donde no hay dos hojas iguales.

Augusto Roa Bastos (Paraguay)
Realismo mágico
Escribía a la luz de un frasco lleno de luciérnagas, lámparas secretas de mi infancia.

Guillermo Samperio (México)

“Detesto la sopa de tornillos” gritó el pequeño robot.

Ana María Shúa (Argentina):
El vasto número
3452, 3453, 3454... Cuenta, para dormirse, el vasto número de los hombres (los imagina saltando una tranquera) que nunca fueron sus amantes.

Las desdichas tendidas
Por la noche, ladrones pobres me roban la ropa tendida. A la noche siguiente pongo a secar (bien estrujadas) mis desdichas mojadas por el llanto. A la mañana siguiente soy definitivamente feliz.

José Leandro Urbina (Chile)
Padre nuestro que estás en los cielos
Mientras el sargento interrogaba a su madre y a su hermana, el capitán se llevó al niño, de una mano, a la otra pieza.
—¡Dónde está tu padre?— preguntó.
—En el cielo –susurró él.
—¿Cómo? ¿Ha muerto? –preguntó asombrado el capitán.
—No –dijo el niño—. Todas las noches baja del cielo a comer con nosotros.
El capitán alzó la vista y descubrió la puertecilla que daba al entretecho.

Luisa Valenzuela (Argentina):
Crisis
Pobre. Su situación económica era pésima. Estaba con una mano atrás y la otra delante. Pero no la pasó del todo mal: supo moverlas.

Ese Tipo es una Mina
No sabemos si fue a causa de su corazón de oro, de su salud de hierro, de su temple de acero o de sus cabellos de plata. El hecho es que finalmente lo expropió el gobierno y lo está explotando. Como a toodos nosotros.

Visión de Reojo
La verdá, la verdá, me plantó la mano en el culo y yo estaba ya a punto de pegarle cuatro gritos cuando el colectivo pasó frente a una iglesia ylo vi santiguarse. Buen muchacho después de todo, me dije. Quizá no lo esté haciendo a propósito o quizá su mano derecha ignore lo que su izquierda hace o. Traté de correrme al interior del coche —porque una cosa es justificar, y otra muy distinta es dejarse manosear— pero cada vez subían más pasajeros y no había forma. Mis esguinces sólo sirvieron para que él meta mejor la mano y hasta me acaricie. Yo me movía nerviosa. Él también. Pasamos frente a otra iglesia pero ni se dio cuenta y se llevó la mano a la cara sólo para secarse el sudor. Yo lo empecé a mirar de reojo haciéndome la disimulada, no fuera a creer que me estaba gustando. Imposible correrme y eso que me sacudía. Decidí entonces tomarme la revancha y a mi vez le planté la mano en el culo a él. Pocas cuadras después una oleada de gente me sacó de su lado a empujones. Los que bajaban me arrancaron del colectivo y ahora lamento haberlo perdido así de golpe porque en su billetera sólo había setenta y cuatro pesos y más hubiera podido sacarle en un encuentro a solas. Parecía cariñoso. Y muy desprendido.