5.3.07


Caras de pico:
se me olvidaba algo muy importante que es la entrega de esta fabulosa saga que tanto esperan, los capítulos que vienen son de lo mejor. Espero que el goldo chico los esté siguiendo también. No se olviden de ver mis artículos en mi nueva sección COCINA CHILENA, DESERTICOLA PHILL y TAROCO.
Otra foto, mi amor convertida en una campesina prodigiosa, termina sus labores en la tierra.

INFARTO PREMEDITADO 7º Parte por Mario

Los daños que mi accidente, aparte de otras cuestiones asociadas a la idea nueva que uno se hace de la vida, proporcionan material para un relato sin fin, digamos, por la vigencia que un evento como este tiene para el resto de los días. No presumiré de otra cosa que no sea ser un simple enfermo, sabemos que a toda carne la proximidad del misterio la alumbra, aunque sea poco, con alguna sabiduría bastante inmerecida. Nada hay en estos simulacros de “vida-muerte” que nos puedan poner al tanto de los enigmas del otro lado, nada de iluminadas visiones ni de verdades asombrosas, sólo nuevas cegueras y viejas aprensiones que resucitan a la moda. Quién guarde consigo alguna imagen o idea o recuerdo de ese estado, tengo la disposición intelectual para aceptarlo, no creo que pueda encontrar las palabras para comunicarlo. Pero no se sientan llamados a decepción mis singulares lectores pues, si lo del otro lado permanece sellado al conocimiento, no ha sido así para mis porciones mortales que no han notado diferencia en este castigo. Intentaré complacer su humana curiosidad y espero, no se sientan culpables si experimentan alguna inclinación a los detalles. Las agonías y los padecimientos que crecen y se multiplican en el estado mortal son parte de una educación prohibida desde los primeros triunfos de la civilización. La falta de estos datos en nuestra experiencia, nos sugiere la idea de que vivimos en una especie de sueño confabulado en el que aceptamos en secreto tamañas omisiones, pero no estoy seguro de esto. El mayor o menor contacto con nuestros muertos nos llena de tantas fábulas como la distancia premeditada. En esto no hay que hacer concesiones a la ignorancia: si todo lo dicho por el hombre acerca del “momento ineludible” no es más que puro cuento, debiéramos escoger a conciencia alguna de estas estructuras, que las hay mejores unas y peores otras, siendo esta evaluación una cosa del todo personal y bien por ello. No sucede lo mismo con las religiones y los dioses que –sin querer despertar en ninguno su lado librepensador- son todas y todos, finalmente, imposiciones. Bien por ello también. Hay quienes incluso creen que escogen su propia sexualidad, allá ellos o allá ustedes, si están dispuestos a creer algo semejante.
Pero llegado el minuto de la agonía, no escogemos nuestra mueca de dolor, ni el grito en que se nos escapa el soplo que, se dice, recibimos. Ni la postura final ni el intento extremo. Tampoco la manera en que perdemos las ganas ni las antojadizas formas en que, a veces y como es mi caso, sobrevivimos. (Continuará)...


ahora sí... hasta la próxima