11.4.07

Ayer comí sushi, lo preparé yo mismo. Hasta entonces, nunca lo había ensayado, también formé una bola de wasabi. Este sabor es raro, tanto que me agredió la ranfoteca a la primera olfacción. A nuestra madre le agradó el plato rectangular colmado de rolls rellenos de atún de lata y zanahorias.
Raro, muy raro.
Soy un cocinero olímpico.
Pero también anduve fuera del empíreo, se produjo la ruptura con mi pareja debido a diferencias irreconciliables; me vi en la necesidad de aplicarme un bálsamo alcanforado a base de sebo de carnero para evitar la supuración de la llaga.
Salì rampante, la rusalca no pudo atraparme.
Basta de discursos emboliàsticos.
Hoy ocasiono un escándalo farisaico: