Querido Pelón:
Tienes razón: soy un poco vehemente.
Mira, lo que pasa es que no vivo solo: las cosas no son como yo quisiera; ya sabes, las pocas comodidades que hay en la casa, y ahora el terrible desorden que se añade a la pobreza... En fin, cosas que tu sabes. Como yo se que tu conoces esta realidad, me sorprende que me envies a alguien, ¿Para qué? ¿Para pasar verguenzas? Esto es lo que me sorprende. Yo quisiera estar tranquilo: llevo años investigando y tratando de superarme... no deseo retrocesos, ya que ha sido un camino extremadamente duro, de muchos sufrimientos... Y me siento una persona distinta de la que "era".
Marcos Burgos ha venido varias veces a Santiago, pero nunca ha pasado de visita por nuestro hogar, aunque haya tenido la intención... van más de veinte años. ¿De qué amistad hablas? Pero cuando tú le entregas un encargo, entonces fijas su posición irrevocablemente a venir a entregarlo, ¿me entiendes? No tengo nada contra el, ni contra nadie; es sólo que no me interesa nada del pasado, menos de la época colegial... ¡me aburren en extremo esos soporíferos años!
- Es extraño, pero me parece estar dando las mismas explicaciones elementales que le dí al Perro para cuando me envió un encargo, ¿recuerdas? - Locura total.
Por más Peladito, cuando he enviado algo a mis hermanos jamás les he impuesto una visita que tal vez no deseen.
No se hable más del asunto: si viene o no viene quien sea, me da lo mismo... DEJO FLUIR EL TAO... A propósito, ya publiqué el primer capítulo de mi enloquecida saga "Confines de la Naturaleza humana: El Tao de la Transhumanidad", en donde el papanatas de Wundt logra hacer historia, véanlo en psicopedagogía de chavales...
Chau!!!